miércoles, 30 de mayo de 2012

Mujeres Alteradas


Siguiendo con la onda de la nota anterior, ya que estoy rencontrándome en mi ex vieja casa antes de mi retorno, encontré una colección de Maitena de Mujeres Alteradas, su prologo me pareció muy interesante para compartirlo, sobre todo en esta época de cambios.


Una mujer alterada no es una loca.
Suponiendo que a las mujeres también nos consideren personas, una mujer alterada es una persona qué esta cambiando. Y creo que no fue Borges quien dijo que los únicos que nunc a cambian son los tontos y los muertos.
Si bien es cierto que una cosa es sufrir un cambio y otra muy distinta es hacérselo sufrir a los otros, convengamos que uno cambia cuando no soporta más lo que le pasa, por mucho que les pese a los que no puedan soportarlo.

Así, la que hasta ayer te esperaba despierta te cambia la cerradura, la que te esperaba dormida se compra portaligas, la que veía siete telenovelas se anota en siete cursos, la que manejaba una empresa quiere vivir en el campo, la que cuidaba la suegra como a su madre las interna a las dos en el geriátrico, la flaca se pone hecha una vaca y la gorda pierde 20 kilos.
En el medio, te van tratando de “pirada”, insatisfecha, histérica, ciclotímica, inmadura, egoísta y, por supuesto,  como el peor  de los insultos, feminista. Pero no todo es negro como la camiseta que destiño la lavadora dejando cinco kilos de ropa gris. Muchos de nuestros cambios  son recibidos con gran alegría por aquellos que nos rodean, como…nuestro nuevo marido o nuestro viejo  analista.

Y no fue fácil para las mujeres descubrir que teníamos derecho a cambiar. Durante largo tiempo pensamos que lo mejor hubiera sido ser otra. Hoy que sabemos que hasta la más superada se come las uñas, estamos más  contentas  con nosotras mismas. Cambiando lo que no nos gusta y no sólo los pañales o el maquillaje.
Y lo logramos. En estos últimos años  las mujeres hemos cambiado mucho. Antes,  sólo  estábamos  obsesionadas  por conseguir un marido. ¡Ahora, además estamos estresadas por exigirnos logros profesionales, trastornadas por la culpa que nos provoca  la maternidad, y desesperadas por combatir la celulitis…!
¿Alterada? Sí. ¡Y a mucha honra!
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